Ahora bien, detrás de ese futuro que se acerca rápidamente muchos se enfrentarán a una muy importante y difícil
tarea: ELEGIR. Por ello, nuestra tarea como docentes debe ser comprender el proceso por el cual los jóvenes pasan y acompañarlos también desde la propia experiencia.
Es importante pensar que como todo, a elegir se aprende. Detrás
de esa elección que hacemos se esconde nuestra historia, nuestros deseos,
nuestras expectativas, nuestros mandatos o proyectos familiares, lo que los
demás esperan de nosotros y lo que nosotros queremos hacer, la sociedad y
cultura en la que vivimos, los miedos a equivocarnos o a no poder afrontar
situaciones, las alegrías por emprender una nueva etapa, por conocer gente
nueva, lugares nuevos. También las oportunidades que tenemos y las que
quisiéramos que sean.
Esta elección es un
aprendizaje que lleva años, que comprende un largo recorrido, que se define en
varias etapas a lo largo de la vida. Llegar a una elección vocacional supone un proceso de toma
de conciencia respecto a sí mismo, y la posibilidad de hacer un proyecto que
significa imaginarse anticipadamente cumpliendo un papel social y ocupacional.
Cuando elegimos no es solo
respecto a imaginar el futuro que quieren tener, sino que es un proceso que
comienza desde que nos preguntamos ¿Quién soy? ¿Cómo soy?, que se van
produciendo al interior de las relaciones familiares, desde que nacemos. Y llegado el momento de elegir qué queremos hacer, se produce otro quiebre en nuestra vida: el de reconocer y aceptar el
desprendimiento respecto al grupo familiar conocido y limitado, para explorar
el mundo mucho más amplio de la sociedad.
Una de esas dificultades que se les presentará es el MIEDO. Que es un miedo que toma diversas formas: miedo
a desprenderse del grupo de amigos, a separarse de ellos al seguir un proyecto
distinto, el miedo a la mediocridad, a la rutina, a la chatura de “adaptarse socialmente”,
el miedo a no ser capaz, a carecer de los medios para desenvolverse
ocupacionalmente, a no encontrar trabajo después de haber estudiado, a
equivocarse de elección.
Cuando se elige, se está eligiendo más que una carrera o más que un trabajo, está eligiendo cómo hacerlo, con qué, pensando el cómo, el cuándo. Por ello al elegir, también estamos fijando quien dejaremos de ser, y por ello esta elección supone conflictos y miedos, y maneras de encararlos y resolverlos. Pero como decía recién, cuando elegimos dejamos, entonces elaboramos duelos. Y esos duelos tienen que ver con: dejar la secundaria; duelo por el paraíso perdido de la niñez; duelo por la imagen ideal de nuestros padres; y duelo por nuestras propias fantasías y deseos.
Conocer este proceso nos permite acompañar desde otro lugar, pensando que es un proceso importante por el cual ellos transitan pero que será una gran oportunidad para sus vidas.