Cuando era pequeña, mi hermana mayor Ana, a quién admiraba profundamente por sus éxitos académicos, solía poner todos sus libros debajo de la almohada para recordar las lecciones al día siguiente. A pesar de su esmerada dedicación al estudio, nunca dejaba de lado el ritual que garantizaba que los contenidos de sus libros, apuntes y carpetas se “marcaran” en su mente de manera exitosa; luego del profundo sueño de la noche.
De una manera u otra, todos algunas vez hemos tenido la sospecha, igual que Ana, que durante el sueño algo pasa con lo leído y memorizado durante el día. Al despertar se evoca con mayor rapidez lo estudiado durante el día, se clarifica lo aprendido o se comprenden mejor aquello que parecía confuso.
¿De qué manera el sueño favorecer nuestro aprendizaje?
¿Puede el estudio del sueño brindarnos herramientas para mejorar el aprendizaje en nuestras aulas?
Si bien todos sabemos qué es el sueño, a través de la experiencia vivencial, cuesta definirlo desde el punto de vista fisiológico y científico. Podemos acercarnos a su definición diciendo que es un estado particular de conciencia en el que el cerebro se comporta de una manera espectacularmente distinta de como lo hace durante la vigilia. (No es simplemente el cerebro trabajando con menos intensidad, es un estado diferente)
Durante el sueño existen dos tipos principales de estados cerebrales:
El sueño REM (rapid eye movement) o MOR (movimientos oculares rápidos): donde la actividad cerebral es similar a la vigilia, pero durante esta fase del sueño todos los músculos corporales están paralizados, salvo los oculares. Es aquí donde con mayor frecuencia se sueña, y por suerte, debido a la parálisis muscular: ¡las acciones no se concretan!
El sueño NO REM: en este estado se dan los casos de sonambulismo, ya que los músculos no están paralizados.
Las fases del sueño se repiten durante la noche varias veces, en ciclos de 90 a 110 min, 4 a 6 veces.
El ciclo sueño-vigilia se encuentra regulado por un “reloj interno” que regula los periodos de vigilia y descanso. Este “reloj” está ubicado en el hipotálamo y no es más grande que un grano de arroz, actúa sobre la glándula pineal inhibiendo la producción de melatonina durante el día. Llegada la noche se produce la liberación de melatonina produciendo somnolencia.
Durante la adolescencia hay un desarrollo masivo de la glándula pineal que hace que el inicio del sueño se retrase, probablemente por la acumulación de oleamida, sustancia que tiene un efecto retardador del sueño. Esta es la causa por la que lo adolescentes nunca quieren irse a dormir, y luego por la mañana tienen mucho sueño.
Se cree que nosotros despertamos varias veces durante la noche pero en forma tan breve que no lo recordamos, sin embargo si nos desvelamos solemos tener pensamientos negativos recurrentes, que podrían ser causados por la melatonina la cual genera estados depresivos.
Las funciones del sueño no son aún del todo conocidas, aunque se sabe que la falta de sueño puede ser letal. Participaría en funciones inmunitarias, endócrinas y relacionadas con la organización del funcionamiento de la corteza cerebral y de la consolidación de la memoria, entre otras. Hoy se considera que un buen dormir es la base para una buena salud.
Tal como sospechaba Ana, durante el sueño la memoria se consolida y se mantienen las destrezas nuevas adquiridas en el día. A través de diferentes experiencias se ha podido demostrar que cuando aprendemos una destreza nueva, el dormir permite la mejor comprensión de esta nueva tarea. Se experimentó en Alemania con un grupo de personas. Luego de enseñarles la regla para averiguar cómo descubrir el último número de una serie numérica, se los dividió en tres grupos: uno descansó 8 horas durante la noche, otro espero durante ocho horas en el día, y por último un grupo fue privado del sueño nocturno. Los probando que durmieron 8 horas comprendían mejor lo aprendido al día siguiente que los privados del sueño de la noche y los que permanecieron despiertos durante el día. El sueño es importante para la adquisición y el mantenimiento de una destreza nueva.
Hay evidencias con experiencias realizadas con escáneres cerebrales, que durante la noche se activan las mismas neuronas implicadas en el aprendizaje del día anterior. Estas reactivaciones cerebrales benefician la memoria y el aprendizaje luego del sueño.
Algunas experiencias nos muestran como avanzan los conocimientos y que implicancias futuras podrían tener. ¿Llegará el día que se estimule el cerebro de los jóvenes por la noche, sin necesidad de que repitan la lección?
Recientemente un equipo de investigadores del Instituto Científico RIKEN, en Saitama (Japón), descubrió que se pueden manipular mecanismos cerebrales para poner en marcha la memoria. El descubrimiento parte de la detección de un circuito cerebral que consolida los aprendizajes diarios durante la fase del sueño REM. Esto podría tener implicancias clínicas tanto en personas con problemas de memoria, como aquellos que tienen dificultades para dormir.
Por lo tanto podemos afirmar que hay un elevado consenso de que el sueño favorece la memoria y el aprendizaje, y que prepara para al cerebro para nuevos aprendizajes
Pero cómo aprovechar este conocimiento para lograr mayor eficiencia en el aprendizaje, en un mundo donde se sabe que cada vez se duerme menos. En un amplio estudio realizado en EEUU en el 2000, más de las terceras partes de los encuestados afirmaron tener problemas para dormir varias noches a la semana. La mayoría de los adultos duermen menos de lo que necesitan.
Si bien la necesidad de sueño se modifica a lo largo de la vida, es individual y depende de muchos factores, se recomienda entre 7 y 9 horas para los adultos, 9 y 9, 30 para los adolescentes y entre 10 y 11 horas a partir de los 6 años.
Algunos neurocientíficos consideran que la importancia del sueño va mucho más allá, no sólo se reproduce lo aprendido durante el sueño, sino que se reelabora, y aún otros postulan que la función del sueño REM es olvidar lo innecesario. Olvidar para luego recordar.
Una buena educación del sueño favorece el rendimiento escolar, está demostrado que los niños con déficit de atención tienen muchos trastornos con el sueño.
Reflexiones para nuestra práctica
Nuestra vida se ve afectada por pocas horas de sueño, y falta de un hábito sano relacionado con el dormir. El uso de nuevas tecnologías de la información y la comunicación, conjuntamente con el cambio de hábitos familiares provocan un escenario complejo. Atendiendo la importancia que el descanso tiene para la adquisición de nuevos saberes, es necesario detectar signos en los chicos que podrían deberse a la falta de sueños.
La falta de sueño provoca:
· Falta de energía
· Falta de concentración
· Cambios de humor
· Mayor riesgo de accidentes
· Bajo rendimiento escolar
· Problemas en las relaciones personales
· Poca flexibilidad de respuesta
Si bien uno no puede intervenir directamente en un hábito regulado por el entorno familiar si se pueden hacer campañas de concientización: carteleras, afiches, feria de ciencias, etc.
Consejos para dormir mejor
Alimentación: no se debe ingerir alimentos ricos en grasa o condimentos. No se debe tomar muchos líquidos antes de dormir. No tomar cafeína por lo menos 6 horas antes de ir a la cama (se interrumpirá el sueño para ir al baño)
Ejercicio: ejercicio moderado por la tarde facilita el sueño.
Baño: tibio antes de acostarse
Condiciones ambientales: oscuridad, silencio. No deben ver TV, ya que las ondas electromagnéticas pueden retardar la aparición del sueño, y los contenidos pueden producir emociones que dificultan la somnolencia. La temperatura de la habitación debe ser de 22° aproximadamente.
Hábitos: el ciclo de la vigilia-sueño está naturalmente equilibrado. Se altera rápidamente y es difícil de restablecerlo. Establecer una hora para irse a dormir, y no usar tecnología al menos dos horas antes de acostarse.
Si los chicos son más grandes se puede enseñarles a realizar un seguimiento y control del sueño a través de una ficha que le permita evaluar su situación y actuar en consecuencia.
Guía de control y seguimiento del sueño
· Hora de acostarse
· Tiempo necesario para dormirse
· Número de despertares
· Hora de levantarse
· Duración total del sueño
· Calidad del sueño
El ciclo sueño- vigilia es una parte importante del sistema de patrones corporales diarios, que reciben el nombre de ritmos circadianos, expresión que en latín significa “ciclo diario”. A lo largo del día cambian cíclicamente nuestra actitud de alerta, la capacidad cognitiva y el funcionamiento del movimiento. Como también, otras funciones, como la temperatura corporal, la presión sanguínea o los niveles hormonales en la sangre.
Muchas personas posee su fase de vigilia más temprana a la mañana que otras, y existe una tendencia a considerar esto para los horarios laborales y la elección de las profesiones.
Siguiendo esta línea de pensamiento muchos postulan que los adolescentes deberían tener un horario escolar diferente debido a su desfasaje del reloj biológico. Las clases deberían comenzar más tarde y terminar más tarde.
Mientras esto ocurre uno podría considerar algunos aspectos:
La distribución temporal de la secuencia didáctica. El sueño de una noche podrá estar luego del aprendizaje de un tema complejo, para luego retomarlo en la clase siguiente más consolidado en la memoria.
Realizar varias actividades sobre un aprendizaje, de varios días.
Es importante aclarar que no se puede aprender nada que se escuche durante el sueño, en forma subliminar. Los libros debajo de la almohada o cerca de ella son un símbolo de la importancia del sueño en la consolidación de lo que se aprende en el día, pero nada de ellos pasará espontáneamente a nuestra memoria sino trabajamos a lo largo del día.
Bibliografía
Blakemore S. y Frith U. (2011) Como aprende el cerebro. Las claves para la educación. Ariel.
Ortiz, T. (2009) Neurociencia y educación. Alianza Editorial
Cuaderno N° 7 (2014) El sueño. Funciones, mecanismos neuronales y transtornos del dormir. En: Mente y Cerebro.
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