Mentes
creativas, clases expandidas con TIC
Carina Lion
Profesora, Licenciada y Doctora en educación, especialista en tecnología educativa
Con los
últimos años y con las políticas de inclusión de tecnologías en el sistema
educativo a través de diferentes programas. La fuerte presencia de pantallas múltiples (celulares, computadoras,
pizarrones inteligentes, tabletas, entre otros) en el sistema educativo actual,
muchas de ellas táctiles, habilitan maneras diferentes de acceder, recorrer,
producir y relacionarse con la información.
Los docentes nos fuimos
capacitando cada vez más en estos temas. Un poco por necesidad, un poco por
curiosidad, un poco por obligatoriedad. Reconocemos que nuestros estudiantes se
encuentran, por lo general, hiperconectados pero no sabemos, en profundidad,
qué cambia en las maneras de aprender con la ubicuidad, la convergencia, la
vertiginosidad que traen las tecnologías. Hay estudios que han estado
profundizando desde diferentes perspectivas psicológicas y recortando distintos
objetos de estudio: qué cambia en las maneras de aprender con la mediación
tecnológica.
No obstante,
la clase como clase no se ha visto interperlada con honestidad. Repensar la
clase en profundidad implica revisar su estructura, su sentido, su relevancia
en tanto la información está accesible, disponible. Cuál es el plus de la
enseñanza? Cuáles son los contenidos más relevantes hoy? Para qué sujetos? Cuál
es el lugar de las tecnologías en la clase? Atraviesan los contenidos, las
prácticas? Las interpelan? Cuál el lugar del director como gestor del cambio en
la institución? Qué visión de tecnologías construye la escuela? Una visión
instrumental según la cual las tecnologías son recursos para el alcance de los
objetivos educativos? Una visión relacional según la cual el uso intenso de las
tecnologías como herramientas de la cultura en escenarios contemporáneos puede
transformar nuestras maneras de construir conocimiento? Estos interrogantes muestran un camino para
seguir recorriendo y formándonos.
Las
comunidades de práctica, las formas de inteligencia colectiva, las producciones
que ofrecen externalizaciones de creaciones compartidas se instalan cada vez
con más fuerza y dan cuenta de la potencia de buenos usos de las tecnologías
cuando se conciben desde una ecología institucional, con relevancia pedagógica
y curricular. Las tecnologías
promueven nuevas formas de producción y de circulación del conocimiento en las
que se valora la polifonía de voces, el trabajo en colaboración, las propuestas
revisadas de autoría y de construcción colectiva en las redes sociales. Para
los jóvenes representan caminos diferentes en la construcción de su identidad
mientras habitan espacios virtuales que implican necesariamente mayor
exposición hacia una visibilidad pública. El acceso a la información nos
habilita para que pensemos cómo expandir el aula hacia el más allá de la
escuela; cómo repensar nuestras prácticas para que inspiren aprendizajes
significativos; mentes que crean en conjunto: docentes-estudiantes-la escuela
entera tejiendo perspectivas y producciones en las que el motor es pedagógico y
la tecnología aumenta, ilumina, recrea, materializa. Todo un desafío para
seguir pensando.