"Efectivamente, hacerse profesor es invertir en el futuro, ya que significa trabajar todos los días en los aprendizajes. Habría que tener muy mala predisposición para no esperar nada del futuro cuando, precisamente, nuestro trabajo consiste en convencer a nuestros alumnos, contra toda fatalidad, de que un futuro diferente es posible. Un futuro en el cual, gracias a que habrá conseguido aprender, podrá comprenderse mejor y comprender el mundo, y así asumir, prolongar y subvertir su propia historia.
No tenemos por qué buscar en otro lugar razones para tener esperanzas y para luchar. Ahí están, a nuestro alcance, en la lección más trivial, en el ejercicio más fácil, en la clase que tenemos que dar hoy, ahora mismo. Son a la vez evidentes e invisibles, están presentes en el acto mismo a través del cual transmitimos a nuestros alumnos los conocimientos heredados que ellos van a interiorizar.
(...) Así es como, en la dinámica misma del acto de enseñar, en el propio acto de aprender, podremos encontrar con qué instituir a la escuela y construir un futuro posible para los hombres"
Meirieu, P. "Cartas a un joven profesor" (2006)
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