Muchas veces tememos al conflicto en nuestras aulas. Tememos porque frente al escenario educativo actual, es una especie de monstruo amenazante que constantemente está presente.
Si podemos trabajar sobre el conflicto, tomándolo como un momento en el cual podemos crecer y mejorar las relaciones, las cosas puedan cambiar. El verdadero problema no es el conflicto en sí mismo, sino la forma inadecuada de resolverlo (Giner y Puigardeu, 2008).
(Imagen extraída de google)
Pudiendo considerar una nueva mirada hacia el conflicto, lo importante es darle herramientas a los alumnos para que puedan prevenirlo. No podemos hablar de prevenir los conflictos, ya que esto es imposible, pero sí debemos, como docentes, brindar herramientas y trabajar en la buena gestión de los mismos.
Basándonos en los aportes de los autores Giner y Puigardeu, hablamos de cinco estrategias de prevención que nos interesa desarrollar:
1. La Normativa: Instrumento indispensable y necesario para la convivencia. Debemos dejarla en claro frente a los alumnos y debe ser clara, breve y sencilla. Los docentes deben tener en claro además qué ocurre en caso de que las mismas no se cumplan y siempre ese incumplimiento debe tener una consecuencia pertinente.
2. Formar en habilidades sociales: Debemos trabajar con alumnos y docentes en el desarrollo de estas habilidades, y trabajar los aspectos emocionales para reconocer las propias emociones, poder identificar y respetar las de los demás, generar conductas coherentes con nuestras emociones y la de los otros. Crear programas en los que los alumnos aprendan cómo relacionarse, y donde los adultos (tanto padres como docentes) se involucren para una mejor resolución.
3. Trabajar las habilidades cognitivas: Las relaciones también tienen que ver con el desarrollo de estas habilidades. Se trata de enseñar a pensar en formas justas, eficaces y seguras de relacionarse con los demás. En el libro se propone trabajar con una secuencia: conocer la realidad; proponerse un objetivo moral; generar alternativas de conductas que den respuesta al conflicto; identificar cuáles son efectivas, cuáles son seguras y cuáles son justas, para finalmente elegir la que mejora la situación.
4. Educar en valores: va de la mano con el desarrollo de habilidades sociales y cognitivas. Se trata de acompañar este desarrollo con la enseñanza de valores que permitan una convivencia justa tanto para uno mismo como para los demás.
5.La entrevista individual: Es necesario el espacio individual para resolver conflictos, para permitir que el alumno se abra y pueda contar lo que ocurre sin presión y en un clima de confianza y empatía . Esto permite que, al conocer los problemas, la resolución sea rápida y sencilla.
Los autores desarrollan cada punto a lo largo del libro. Recomendamos su lectura en profundidad ya que es un recurso importante para el trabajo institucional.
Fuente: Giner, A. y Puigardeu, A. (2008) LA TUTORIA Y EL TUTOR: ESTRATEGIAS PARA SU PRACTICA. Editorial Horsori. Universidad de Barcelona.